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LAS COMPETENCIAS INVESTIGATIVAS EN LA UNIVERSIDAD Soc. Mayoris C. Verde A


La educación y formación de competencias se expresan en la acción, en cada acción o comportamiento que emerge de las personas subyace un sustrato integrado que lo conforman los valores que han adquirido en su trayectoria vital -saber ser -, los conocimientos que han incorporado – saber saber -,las destrezas y habilidades que han desarrollado - saber hacer -, y la empatía – saber relacional e inteligencia emocional – saber convivir ( UNESCO 1997).


Competencias Investigativas: Un Elemento Clave para el Desarrollo del Pensamiento Crítico y la Creatividad


Un punto de partida ideal para el estudio de las competencias en el subsistema universitario es el trabajo de Spencer y Spencer (1991), que a su vez se basa en los aportes de David Mc Clelland (1973) en su artículo "Midiendo la competencia en vez de la inteligencia". Este trabajo sentó las bases del modelo de competencias, sin embargo, en el subsistema universitario todavía se utilizan las notas como indicador de lo que se ha aprendido. Los académicos definen las competencias ideales según su criterio, en lugar de considerar las variables de competencia que predicen el desempeño y que no están influenciadas por factores como la raza, el género, la situación socioeconómica, además, no se tiene en cuenta lo que los posibles empleadores o profesionales requieren.




Según Mc Clelland  (1973), una competencia se define como "una característica subyacente de un individuo que está causalmente relacionada con un criterio referenciado como efectivo y/o un desempeño superior en un trabajo o en una situación". Esta definición se basa en tres elementos clave:


  • Característica subyacente: una característica persistente en la personalidad de una persona, que puede incluir motivos, rasgos, autoconcepto, conocimientos y destrezas.

  • Causalidad relacionada: una intención o fuerza que causa un efecto y produce un resultado.

  • Criterio referenciado: un estándar específico o desempeño superior que se utiliza como referencia para evaluar el desempeño.


McClelland clasifica las características de las competencias en cinco tipos (motivos, rasgos, Autoconceptos, conocimientos y destrezas), los  cuales se pueden resumir en:


Motivos: son las creencias y pensamientos consistentes que impulsan a una persona a tomar ciertas acciones y alcanzar determinados objetivos. Los motivos "impulsan, orientan y seleccionan" el comportamiento hacia ciertas acciones y metas.

Rasgos: son características físicas y respuestas identificables a determinadas situaciones o información. Por ejemplo, la orientación al logro o al poder de una persona puede manifestarse en rasgos de personalidad como tener iniciativas.

Autoconceptos: se refiere a las actitudes, valores y autoimagen de una persona. Es la percepción que una persona tiene de sí misma, su imagen y sus capacidades.

Conocimientos: originalmente se consideraba que el conocimiento era la información que una persona posee sobre determinadas áreas y contenidos. Sin embargo, según McClelland (1973), el conocimiento es una combinación de experiencia, valores, información y "saber hacer" que sirve como marco para la incorporación de nuevas experiencias e información y es útil para la acción.

Destrezas: Son más importantes que la formación teórica para el éxito profesional, las habilidades, conocimientos que permiten realizar tareas. Pueden ser cognoscitivas, motrices, sociales o perceptivas.



S Tobón (2005) explica que las competencias son procesos complejos de desempeño con idoneidad en un contexto específico, con responsabilidad. Estos procesos involucran:


Acciones orientadas a objetivos: Las competencias son procesos que buscan alcanzar un objetivo específico, lo que lleva a cambios y transformaciones profundas en diferentes niveles educativos. Aplicar este enfoque en la enseñanza y el aprendizaje significa comprometerse con la calidad y la calidez en la educación.

Complejidad: Las competencias involucran la articulación de diversas dimensiones humanas y a menudo requieren enfrentar la incertidumbre.

Desempeño: Se refiere al desempeño real en la realidad, observado en la ejecución de actividades o la resolución de problemas, lo que implica la articulación de dimensiones cognitivas, actitudinales y de acción.

Idoneidad: Se refiere a realizar actividades o resolver problemas mientras se cumplen con criterios establecidos de efectividad, eficiencia y relevancia. Esta es una característica esencial de las competencias, que las distingue de otros conceptos como la capacidad.

Contextos: Abarcan todo el campo disciplinario, social, cultural y ambiental que rodea y influye en una situación específica. Las competencias se ponen en acción en un contexto específico, que puede ser educativo, social, laboral o científico, entre otros.

Responsabilidad: Implica analizar las consecuencias de las propias acciones antes de actuar, responder a las consecuencias y corregir errores lo antes posible. En las competencias, cada acción es un ejercicio ético, que requiere anticipar consecuencias, revisar acciones y corregir errores, incluyendo reparar posibles daños a otros o a uno mismo. El principio es que no puede haber idoneidad sin responsabilidad personal y social.



Ferrer y Giusti (2024) enfatizan que estas competencias no son solo importantes para la investigación académica, sino que también son fundamentales para el desarrollo profesional y personal del estudiante. Argumentan que las competencias investigativas fomentan el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de resolver problemas, habilidades esenciales en cualquier campo laboral.




 

La competencia se entiende como una estructura compleja que integra atributos necesarios para el desempeño en situaciones específicas. Esta estructura combina conocimiento, actitudes, valores y habilidades con las tareas que se deben realizar en determinadas situaciones. Este enfoque holístico relaciona atributos y tareas, permite la realización de varias acciones intencionales simultáneamente y considera el contexto y la cultura del lugar de trabajo. Además, permite incorporar la ética y los valores como elementos fundamentales del desempeño competente.


Otros autores definen las competencias como capacidades complejas que se manifiestan en diversas situaciones de la vida humana, profesional y social. Estas capacidades se caracterizan por una integración compleja de atributos que destacan la capacidad humana para innovar, enfrentar el cambio y gestionarlo de manera proactiva. La competencia es más que la suma de estos atributos; es un sistema que surge de la combinación, interacción y aplicación práctica de estos atributos en una situación laboral real. (Gonzáles V, 2002)

Daniel Goleman y Richard Boyatzis (1982), cada organización debe definir sus competencias en función de sus objetivos estratégicos, de cada rol y puesto a desempeñar. Estos autores proponen un modelo de competencias que se dividen en tres categorías: capacidades de conocimiento y dominio personal, competencias de gestión de relaciones y competencias cognitivas y de razonamiento.


Capacidades de conocimiento y dominio personal:

Motivación de logro: Esforzarse por mejorar o satisfacer un determinado criterio de excelencia.

Conocimiento de uno mismo: Reconocer las propias emociones y sus defectos, y conocer las fortalezas y debilidades.

Iniciativa: Prontitud para actuar cuando se presenta la ocasión.

Persistencia: Persistencia en la consecución de los objetivos a pesar de los obstáculos y los contratiempos.

Autorregulación: Capacidad para canalizar las propias emociones en la dirección adecuada.

Autoconfianza: Seguridad en la valoración que hacemos sobre nosotros mismos y sobre nuestras capacidades.

Flexibilidad: Capacidades de adaptación a situaciones de cambio.

Competencias de gestión de relaciones

Empatía: Capacidad de escucha y comprensión de las preocupaciones, intereses y sentimientos de los otros y responder a ella.

Liderazgo inspirador: Capacidad para ejercer el papel de líder de un grupo u equipo y de generar ilusión y compromiso entre los miembros.

Conocimiento Organizacional: Capacidad para comprender y utilizar la dinámica existente en las organizaciones.

Gestión del conflicto: Capacidad para negociar y resolver desacuerdos.

Trabajo en equipo y colaboración: Ser capaces de trabajar con los demás en la consecución de una meta común.

Desarrollo de otros: Capacidad de identificar los puntos fuertes y débiles de las personas y facilitarles los medios adecuados para que puedan mejorar y desarrollarse profesionalmente.

Sensibilidad intercultural: Sensibilidad para apreciar y respetar las diferencias y la diversidad que presentan las personas.

Comunicación Oral: Capacidad para escuchar y expresar mensajes no verbales.


Competencias Cognitivas y de razonamiento:

Pensamiento Analítico: Capacidad para comprender las situaciones y resolver los problemas a base de separar las partes que las constituyen y reflexionar acerca de ello de manera lógica y sistemática.

Pensamiento Sistémico: Capacidad para percibir las interacciones entre las partes de un todo.

Reconocimiento de modelos: Capacidad de identificar modelos o conexiones entre situaciones que no están relacionadas de forma obvia y de identificar aspectos claves o subyacentes en asuntos complejos.

Expertise Técnica o Profesional: Capacidad e interés en utilizar, mejorar y ampliar los conocimientos y las habilidades necesarias en relación con el propio trabajo.

Análisis Cuantitativo: Capacidad para analizar, valorar y trabajar con datos y variables cuantitativas.

Comunicación Escrita: Habilidad para redactar y sintonizar a través de mensajes escritos la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) (2005), la  competencia  supone  una  combinación  de  habilidades  prácticas,  conocimientos, motivación,  valores  éticos,  actitudes,  emociones  y  otros  componentes  sociales  y  de comportamiento  que  se  movilizan  conjuntamente  para  lograr  una  acción  eficaz.

Finalmente mencionaremos el concepto de Organización Internacional del Trabajo (OIT) (2000), las competencias son el conjunto   de   conocimientos, procedimientos   y   actitudes   combinados, coordinados   e integrados en la acción adquiridos a través de la experiencia (formativa y no formativa) que permite al individuo resolver problemas específicos de forma  autónoma  y  flexible  en contextos singulares.


Clases de competencia.

Existen varias formas de clasificar las competencias, cada una con sus propias características y enfoques. Una de las clasificaciones más comunes es la que establece dos categorías amplias: competencias diferenciadoras y competencias de umbral (Gallego, 2000). Las competencias diferenciadoras se refieren a aquellas que permiten a las personas destacarse en su desempeño con respecto a otros, mientras que las competencias de umbral son aquellas que permiten un desempeño adecuado en una tarea.

Otra forma de clasificar las competencias es en laborales y profesionales. Las competencias laborales son propias de obreros calificados y se forman mediante estudios de formación, aplicándose en labores específicas. Por otro lado, las competencias profesionales son exclusivas de personas que han realizado estudios de educación superior (tecnológica o profesional) y se caracterizan por su flexibilidad, capacidad para abordar imprevistos, resolver problemas y alto nivel de complejidad.

Además, Echeverría, Isus y Sarasola (1999) proponen una clasificación que incluye cuatro tipos de competencias:

  • Técnicas: conocimientos y destrezas requeridos para abordar tareas profesionales en un amplio entorno laboral.

  • Metodológicas: análisis y resolución de problemas.

  • Participativas: saber colaborar en el trabajo y trabajar con otros.

  • Personales: participación en el trabajo, toma de decisiones y aceptación de responsabilidades. 


Una de las clasificaciones más comunes de las competencias es la que las divide en tres categorías: básicas, genéricas y específicas (Vargas, 1999a, 1999b):

  • Básicas: Son fundamentales para la vida en sociedad y el desempeño en cualquier ámbito laboral. Permiten analizar, comprender y resolver problemas de la vida cotidiana, y constituyen un eje central en el procesamiento de la información de cualquier tipo.

  • Genéricas: Son comunes a varias ocupaciones o profesiones, y se aplican en diferentes contextos laborales.

  • Específicas: Son propias de una determinada ocupación o profesión, y se requieren para desempeñar tareas y responsabilidades específicas.

 

Competencias investigativas.

Las competencias investigativas son fundamentales para el desarrollo del pensamiento lógico y coherente, y se relacionan estrechamente con las competencias básicas. Estas competencias se definen como la capacidad de las personas para utilizar el método científico de manera productiva e independiente, integrando conocimientos, habilidades, actitudes y experiencia.

Características

  • Asociadas al pensamiento crítico y creativo, resolución de problemas y trabajo en equipo.

  • Esenciales para comprender las complejidades de la realidad y adaptarse a los cambios del mundo moderno.


Para Sumarni, et al. (2021), es “la capacidad para realizar investigaciones es un  indicador  de  la  competencia  profesional  del docente.” (p. 1). Velandia Mesa, et al. (2019), ven “la formación científica e investigadora como parte esencial de la formación profesional” (p.  25).  Igualmente, Moreno (2021), después de una revisión de la  literatura,  concluye sobre  la  relevancia  del  desarrollo  de  las competencias investigativas en los docentes universitarios.

Otros autores como, Castro-Rodríguez (2020)   define la competencia investigativa como el conjunto de conocimientos, destrezas y actitudes necesarias para lograr un  desempeño  efectivo  en  el  proceso  investigativo. ,  Velázquez  y  Mena,  (2020) consideran  que  se  trata  de  un  conjunto  de  habilidades  metacognitivas,  instrumentales, perceptuales y de construcción metodológica que desarrollan la actividad de investigación. Tobón (2007), plantea que la competencia investigativa constituye un proceso complejo en el que se encuentran componentes cognitivos, metacognitivos, cualidades de la personalidad; motivación, experiencia social y profesional del sujeto.   De  igual  forma,  Jaik  y  Ortega  (2017)  las  conceptualiza  como  “el conjunto de conocimientos, actitudes, habilidades y destrezas necesarias para llevar a cabo la elaboración de un trabajo de investigación” (p.1); mientras Ruiz-Bolívar (2014), las define como “el nivel de desempeño que manifiesta una persona en el proceso de llevar a efecto  una  investigación,  como  resultado  de  los  conocimientos  adquiridos  sobre  una disciplina  y  sobre  los  métodos  de  investigación,  la  habilidad  para  resolver  problemas  y motivación para investigar” (p. 199).


En concordancia con la política de la calidad académica de las instituciones universitarias , surge el enfoque de competencias, que según Tobón (2005) mejora la calidad de la educación universitaria, ya que permite superar algunas de sus deficiencias tradicionales: (a) énfasis en la transmisión de conocimientos;(b) escasa pertinencia de las carreras frente al contexto;(c) escaso trabajo colaborativo entre docentes;(d) sistemas de evaluación rígidos y  autoritarios; y (e) dificultad para homologar estudios.


Desarrollo de la Investigación en Centros Universitarios

En cualquier centro universitario, el desarrollo de la investigación es fundamental en todos los niveles formativos. Para fomentar la investigación, es esencial proporcionar los recursos necesarios para que estudiantes y docentes puedan explorar temas de su interés y contribuir a la generación de nuevo conocimiento o fortalecer el conocimiento adquirido.

Competencias del Investigador

Para lograr este objetivo, es necesario establecer una serie de competencias que todo investigador debe desarrollar durante su formación académica. Según Vargas (2009), la competencia se define como el conjunto de habilidades, aptitudes, actitudes y conocimientos relacionados con la generación de investigación en la institución.

Las competencias investigativas requieren una preparación integral del estudiante universitario para desarrollar procesos cognitivos de alto nivel intelectual. Esto les permite incrementar su pensamiento abstracto y asumir una visión argumentada frente a un hecho, así como actuar en incertidumbre y maximizar su pensamiento de respuesta para tomar decisiones óptimas y positivas.

Se destacan dos perspectivas complementarias en las competencias del investigador:

Enfoque Holístico

Para abordar las competencias investigativas de manera efectiva, es necesario adoptar un enfoque holístico y complejo que integre los procesos cognitivos, habilidades, capacidades, componentes afectivos, motivacionales y la personalidad del estudiante. De esta manera, se puede fomentar un desarrollo integral y completo del estudiante universitario. El desarrollo de competencias investigativas debe ser entendida, dentro de las instituciones universitarias, como una experiencia significativa y, por lo tanto, deberá ser gestionada como una obligación institucional, como un componente transversal a cualquier carrera para garantizar que los profesionales que egresen estén en capacidad de responder a la dinámica de los cambios de la actual sociedad, esto debe ser prioritario y como señala Pastora (2020) son esenciales para el desarrollo integral del estudiante  universitario.

Según Ferrer R. y Giusti T. (2024, FaCES,UCV), en las Jornadas de desarrollo curricular, señalaron, que las competencias investigativas universitarias se definen como la capacidad para abordar problemas de investigación de manera sistemática y rigurosa. Estas competencias incluyen:

  • Habilidades Investigativas

  • Búsqueda y análisis de información: Identificar fuentes confiables, evaluar la calidad de la información y sintetizar hallazgos relevantes.

  • Diseño de investigación: Formulación de preguntas de investigación claras, selección de métodos adecuados y planificación de estrategias de recolección de datos.

  • Análisis de datos: Aplicación de técnicas cuantitativas o cualitativas para interpretar datos y extraer conclusiones significativas.

  • Comunicación de resultados: Presentación de hallazgos de manera clara y concisa, tanto oralmente como por escrito, utilizando formatos apropiados.

  • Pensamiento crítico y reflexivo: Capacidad para cuestionar supuestos, evaluar evidencias y considerar diferentes perspectivas.

  • Resolución de problemas: Identificación de obstáculos y desafíos en el proceso de investigación, y desarrollo de estrategias para superarlos.

  • Ética de investigación: Conocimiento y aplicación de principios éticos en todas las etapas de la investigación.

  • Modelo de Relaciones-Determinaciones

Además, el aporte de Viteri (2020) es de gran utilidad para la valoración conceptual de las competencias investigativas. Según su modelo, las habilidades de investigación formativa se estructuran a partir de las dimensiones:

•       Pensamiento comprensivo

•       Pensamiento crítico

•       Pensamiento creativo

•       Habilidades para solucionar problemas en lo académico y desde ahí en lo social-profesional-científico

•       Habilidades para adquirir una operacionalización educativa-estratégica de los recursos cognitivos.

 

Enfoque de Competencias

Según Tobón (2005), los docentes deben adoptar un enfoque de competencias que se centre en las necesidades, estilos de aprendizaje y potencialidades individuales de los estudiantes. Esto implica abandonar la enseñanza atomizada, conductual y fragmentada y adoptar estrategias dinámicas, integrales y críticas que permitan a los estudiantes desarrollar habilidades y destrezas relevantes para su profesión.


¿Por qué es fundamental la asignatura de Metodología de Investigación en la Universidad?

Para producir un texto con rigor académico, es fundamental tener una formación investigativa sólida, adquirida a lo largo de la trayectoria académica universitaria. La asignatura de Metodología de la Investigación proporciona las herramientas fundamentales para abordar una investigación de manera lógica, objetiva y reflexiva. Esto permite ahorrar tiempo y esfuerzo en la producción de nuevo conocimiento y resolver problemas o necesidades de manera efectiva.


La materia de Metodología de la Investigación desarrolla en los estudiantes universitarios competencias investigativas que van más allá de aprender a investigar. También les permite aprender a leer, escribir y pensar de manera crítica y reflexiva. Según Isla y Seijo (2013), esta capacidad se despliega a lo largo del tiempo y pone en práctica un conjunto de recursos, conocimientos y habilidades en diferentes situaciones académicas y personales, lo que les permite producir nuevos conocimientos en una disciplina o área específica.

Además, esta materia promueve el pensamiento abstracto y la reflexión permanente, lo que es fundamental para producir textos académicos de alta calidad. Por lo tanto, es crucial que los estudiantes aprendan a relacionar todas las materias que se ofrecen en su plan de estudio universitario, ya que esto les servirá de base para producir nuevas ideas y conocimientos.


Es importante que los estudiantes asuman una actitud investigadora en su quehacer profesional y personal, cuestionando todo lo que les rodea desde una perspectiva objetiva, lógica y argumentativa (Pastora, Fuentes, Rivero, Pérez; 2020). Esto les permitirá desarrollar habilidades críticas y reflexivas que les serán útiles en su carrera profesional y personal.

En el contexto de la educación superior, la competencia se refiere a un saber hacer que vaya más allá de la simple adquisición de conocimientos y habilidades. Los estudiantes deben apropiarse de los conceptos disciplinares y aplicarlos en sus etapas formativas, en su actividad profesional y en su rol como personas. La competencia se centra en la comprensión de lo que se hace, lo que implica la aplicación de conocimientos y habilidades en diferentes contextos.

 

En este sentido, se plantea el concepto de competencias genéricas que deben desarrollar los estudiantes. Estas competencias se toman como premisa para la investigación y se formulan en términos de competencias investigativas. Un alumno competente es aquel que sabe hacer, que participa, se involucra, se apasiona por lo que hace, comunica resultados y se maneja dentro de los parámetros del trabajo colaborativo, con respeto al otro y con responsabilidad social que garantiza la preservación del planeta para las futuras generaciones, según Josefina Balbo de la Universidad Nacional Experimental del Táchira.


El Papel de las Competencias Investigativas

 

Juegan un papel fundamental en la construcción del conocimiento científico. Estas competencias permiten al futuro profesional universitario, como sujeto cognoscente, desarrollar la capacidad de solucionar problemas de manera eficiente y efectiva, lo que a su vez contribuye a resolver los problemas inherentes a la comunidad social.

 

Las competencias investigativas tienen un gran valor en el plano personal, profesional, social y cultural. Estas competencias permiten a los individuos aplicar los conocimientos adquiridos en la formación universitaria para resolver problemas y necesidades reales en la sociedad en la que se desenvuelven.

 

Entre los beneficios de las competencias investigativas se encuentran:

•       La capacidad de comunicar nuevas ideas de manera efectiva

•       La habilidad de analizar información críticamente y evitar juicios a priori

•       La adaptabilidad en contextos inciertos, gracias a un pensamiento creativo e innovador

•       La capacidad de reaprender y hacer ajustes necesarios en un entorno en constante cambio

 

Según Pastora et al. (2020), estas competencias son fundamentales para el éxito en la vida personal y profesional.

 

 

CONCLUSIONES

 

La investigación, como eje transversal, representa una herramienta estratégica para fortalecer la formación de competencias investigativas en estudiantes y docentes universitarios. Su integración en el currículo a través de metodologías de investigación permite una articulación sistémica y holística entre disciplinas y asignaturas, enriqueciendo la experiencia formativa.

Las competencias investigativas son clave para el desarrollo del pensamiento lógico, crítico y coherente, y están estrechamente relacionadas con las competencias básicas. Se entienden como la capacidad de aplicar el método científico de manera autónoma y efectiva, integrando conocimientos, habilidades, actitudes y experiencias.

Estas competencias resultan fundamentales para la formación integral del estudiante, ya que posibilitan la aplicación práctica del conocimiento en la solución de problemas reales dentro de su entorno social. Además, fomentan habilidades críticas y reflexivas esenciales para su desempeño académico, profesional y personal.

Entre los beneficios asociados al desarrollo de competencias investigativas destacan: la capacidad de comunicar ideas con claridad, el análisis crítico de la información, la apertura al pensamiento creativo e innovador en contextos de incertidumbre, y la habilidad para adaptarse y reaprender en escenarios cambiantes.

En este contexto, la investigación basada en competencias promueve la generación de conocimiento, el desarrollo social y el avance científico y tecnológico, alineados con las demandas del entorno donde la universidad actúa.

Por tanto, se propone que la universidad consolide una cultura institucional orientada a la investigación por competencias, impulsada desde el aula y estructurada en el currículo, con el liderazgo de docentes-investigadores comprometidos con este enfoque. Asimismo, se recomienda implementar estrategias que fomenten la innovación y adapten el proceso formativo a las necesidades, estilos de aprendizaje y potencialidades individuales del estudiantado

 


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